sábado, 11 de diciembre de 2010

El escritor oculto: ¿Qué pasó Polanski?

(Escrito el 6 de octubre de 2010)

No es recomendable invitar a alguien a ver El escritor oculto. La razón es porque puede sobreestimarse el resultado de la película debido a la notable carrera de su director y sus actores, además de acudir a verla con la falsa expectativa que se presenciará un thriller político diferente.  Esta presunción es fallida porque en general El escritor oculto decepciona a pesar que Roman Polanski sea su director, Ewan McGregor y Pierce Brosnan sean sus protagonistas y trate de ser una representación muy directa de la política internacional de Inglaterra y Estados Unidos. Así que es mejor ir a verla solo, para que a la salida de la sala no haya ninguna recriminación de un posible acompañante.
La película falla en primera instancia por su débil argumento: un escritor es contratado para que publique las memorias del ex primer ministro británico, debido a que el anterior escritor murió en extrañas condiciones.  El ex mandatario simultáneamente está envuelto en un escándalo por haber detenido  sospechosos de terrorismo de manera ilegal y luego haberlos entregado al gobierno de Estados Unidos para que los torture.  A medida que avanza en la escritura de las memorias por medio de entrevistas directas en medio de la convivencia con Adam Lang y su corte, el escritor se da cuenta que hay un oscuro pasado en este personaje.   Viene la pregunta desde el inicio: ¿para qué se contrata a alguien que revise la novela del anterior escritor, si lo más razonable para quien oculta el secreto era desaparecer el libro?   De ahí en adelante la película se vuelve predecible y se toma mucho tiempo en hacer una revelación que el espectador ya puede deducir entre bostezo y bostezo.  Además la revelación final para una película que quiere sostener su larga intriga es muy inocente y deja mucho que envidiarle a los relatos de la novelista Agatha Christie que fueron llevados en repetidas ocasiones al cine.
Algo también desafortunado de la cinta es que es un lugar común de Roman Polanksi y tiene demasiado parecido con una de sus obras más tediosas, previsibles y lentas de su carrera, La novena puerta, hecha en 1999 con la que se había perdido la esperanza de que el notable director polaco tuviera aun parte de su habilidad narrativa para el suspenso.   En cambio dos obras muy anteriores como El inquilino de 1976 y Búsqueda frenética de 1988, si tenían esa fría propuesta narrativa de investigación de sus personajes principales en lugares habitados pero al mismo tiempo ausentes, rodeado de personajes vacíos de alguna respuesta satisfactoria.   En La novena puerta fue desperdiciado el relato original de Arturo Pérez – Reverte, una de las grandes plumas españolas contemporáneas y también la actuación de talentos como Johnny Depp y Lena Olin.  En la obra reciente tomada de la novela El fantasma del periodista Robert Harris, Polanski trivializa la agresiva política internacional de las potencias económicas para convertirla en un trasnochado relato de espionaje.  Su otro punto débil son los actores quienes quedan malgastados en términos generales con Ewan McGregor haciendo solo algunos apuntes graciosos, con Pierce Brosnan interpretándose a si mismo, con Olivia Williams teniendo uno que otro destello creíble como el personaje femenino enigmático, con Kim Cattrall tratando de hacer un papel dramático para borrar su imagen de comedia de la serie de televisión Sex and the city sin poder lograrlo y con desperdicios absolutos con actores como Tom Wilkinson, James Belushi y Timothy Hutton que en sus cortas apariciones no dan ninguna credibilidad, debido a que el guión no se las proveía. 

La película trata de hacer una alegoría demasiado evidente a la vida del polémico ex primer ministro británico Tony Blair, pero termina siendo una caricatura hecha para el olvido.   A pesar de que la obra tenía un gran gancho por el premio Oso de Plata a mejor director obtenido por Roman Polanski en el festival de Berlín, el brillo de la estatuilla no es suficiente para iluminar esta obra pesada y soporífera.  Lo mejor de Polanski en los últimos años sigue siendo El pianista una película inolvidable de uno de los más importantes directores de cine de los últimos tiempos.

Son como niños: Coronel Buscemi, salve usted la patria

(Escrito el 22 de septiembre de 2010)



Las expectativas con las películas de comedia que todavía quedan como rezago de la lejana temporada de vacaciones no deben ser altas. El objetivo de ver este tipo de cintas se reduce a actividades como pasar el rato, reír un poco y olvidarlas después de salir de la sala de cine. No hay que ir con altas expectativas y por esa razón Son como niños (Grown ups) es una película que mirada solo con esa óptica no tiene porque decepcionar, ni tampoco alentar las más altas esperanzas.
Detrás de esta la película está la mano del famoso actor Adam Sandler, con su compañía productora Happy Madison que nace del cruce de palabras de sus dos primeras películas como actor protagónico de comedia Billy Madison y Happy Gilmore. Esta compañía la funda cuatro años después de terminar sus intervenciones en el popular programa televisivo de comedia norteamericano Saturday Night Live en 1995, para dar por completo el salto a la pantalla grande.  Con estas dos películas deja muy marcado su estilo de comedia que se delimita al personaje masculino que se niega a crecer a pesar de ir avanzando en edad y que tiene altos grados de neurosis combinados con ataques de histeria acompañados de gritos y humor escatológico. La compañía Happy Madison tiene en su haber más de 20 películas y desde 1999 no solo empezó a producir las películas de Sandler, sino también las de sus grandes amigos y compañeros de set del mismo show de televisión neoyorquino como Rob Schneider y David Spade. En ese set durante los mismos años estuvo también el actor afroamericano Chris Rock, con quien compartió créditos en películas como La milla más larga y No te metas con Zohan producidas por Happy Madison.  Así que los apellidos de Schneider, Spade, Rock y Sandler, son los que integran parte del grupo de protagonistas que estelarizan la comedia Son como niños a quienes se les une el actor Kevin James, antiguo actor de la serie de televisión El rey de Queens y compañero de créditos estelares de Sandler y su productora en Los declaro marido y Larry.   Ellos interpretan a cinco amigos del colegio que después de ganar un importante torneo de baloncesto infantil deben reunirse 30 años después debido a la muerte de su entrenador, quien a su vez tenía la figura de mentor y consejero.  Una trama nada original pero al menos bien planteada en las secuencias iniciales.
La película está creada para ser un pasajero entretenimiento familiar con algunos chistes pesados y otros más ligeros, con situaciones repetidas y otras nuevas, con frases de cajón y también con diálogos graciosos, concluyendo con moralejas exageradamente evidentes como  “hay que darle más importancia a la familia que al trabajo” y “mantener a los amigos cerca porque te van a dar la mano en el momento en que los necesitas”.  Pero a pesar de ello es una película fácil de ver, sin pretensiones, con una buena empatía entre sus protagonistas.  Son como niños es un gran éxito de taquilla como otras obras de Sandler que tienen desde hace un buen tiempo, un marcado interés por un público más amplio que incluya a la mayor parte de los integrantes del núcleo familiar con películas como Cuentos que no son cuentos, Click o Un papá genial, que le han dado sus mayores dividendos. Obras más intimas, diferentes y arriesgadas con personajes disímiles a los habituales, fracasaron en taquilla pero tuvieron mejores críticas como Gente graciosa, Reign over me y Spanglish, pero en especial con la obra del talentoso Paul Thomas Anderson Embriagado de amor filmada en 2002 quien ganó el premio a mejor director en el festival de Cannes de ese año, pero que fracasó absolutamente en las entradas.
Las actrices Salma Hayek, María Bello y Maya Rudolph complementan el reparto al interpretar a las esposas de los cuarentones quienes apenas cumplen con gestos exagerados y algunas líneas graciosas del guión. Pero quien logra salir bien librado como es su estilo, es el polifacético Steve Buscemi quien hace el pequeño papel de Wiley uno de los desafortunados antagonistas del grupo de los cinco amigos. No hay que olvidar que Buscemi en solitario se pudo salvar hasta de una pésima película como lo fue Armageddon.  Esta vez estuvo rodeado de sus amigos actores, guionistas y productores para hacer una intervención refrescante lo cual es ya una buena costumbre. Coronel Buscemi, salve usted la patria.

Océanos: los sonidos del mar

(Escrito el 7 de septiembre de 2010)




Entre todas las hermosas imágenes que tiene el documental francés Océanos me voy a referir a una en primer lugar y aclaro que elegir una es seleccionar muy poco.  La cámara está estática dentro del mar en un plano general. Un buzo está solo pataleando levemente para sostenerse en el agua. Entrando a cuadro y con lentitud, desciende una ballena que lo va rodeando y luego le da una vuelta. No lo toca, ni lo ataca, solo lo reconoce. El plano puede tener una duración de unos 30 o 40 segundos, pero estos no son contados, ¿para que hacerlo?, si hay tanta belleza frente a los ojos. 
Este encuentro  es una de las tantas grandezas que brinda la naturaleza para admirar. En la leve danza que hace la ballena alrededor del humano, se puede percibir que en el mundo animal de las inmensas aguas oceánicas hay espacio para los que se acerquen a ella, porque hay espacio para la convivencia. Pero desafortunadamente, el hombre es quien rompe ese equilibrio natural y quien no puede integrarse a la naturaleza. El buzo estará cerca a la ballena en esa escena y en la siguiente continuará la compañía, cuando nade junto a un inmenso tiburón. Hasta ahí van los fragmentos de belleza del hombre en el agua, porque el resto de la obra, es para que los animales marinos, submarinos y anfibios, se desplacen en sus espacios naturales.
La llegada a carteleras del documental de Jacques Perrin y Jacques Cluzard es un acontecimiento para mostrarnos en poco más de una hora y media, parte de las múltiples bellezas animales que habitan en el mar.  Pero no solamente son sus imágenes una de sus fortalezas, también lo son sus sonidos.  Nos hemos acostumbrado los humanos a oír únicamente los sonidos que hacen fuera del agua, animales como las ballenas, los delfines, los pingüinos o las focas, pero impresiona aun más en este documental,  los sonidos que hacen los pequeños animales que viven en el fondo del mar.  Emitiendo esos nuevos sonidos, se revelan habitantes acuáticos con sus sorpresivos rostros en los que se puede percibir alguna imitación de los humanos al hacer máscaras ceremoniales como las que tienen ellos de manera genética.

Océanos no solamente ofrece el reconocimiento de los animales más famosos, sino también de algunos que no habían tenido tanta cámara en documentales de vida animal. Por medio de su montaje se establece una comunicación constante entre los ecosistemas de todos los rincones del planeta, en los que las palabras con que los denominamos los humanos no son tan importantes, y los territorios se marcan de acuerdo a las necesidades alimenticias que satisfacen únicamente el hambre momentánea de los depredadores.  Los sonidos son parte clave para el cambio de latitud y de acción, porque emergen y sumergen al espectador en la diversidad de los cosmos que existen bajo el gran azul. La narración en off es escasa y sus textos son contundentes.  Aunque las imágenes y sonidos sean suficientemente impactantes, esta voz nos comunica un llamado para acabar con la terquedad y la sordera de la raza humana.
Haciendo mucho más que insulsos artistas que posan desnudos para hacer noticias que despierten la conciencia ecológica o de modelos, actores y fotógrafos que hacen un comercialito para salir del paso con alguna campaña, el director y productor Jacques Perrin, hace una labor más loable por la preservación del medio ambiente, con la inversión de tiempo y dinero para hacer una obra en la que se demoró cuatro años en construir.  Perrin es un veterano actor francés que se recuerda por papeles en las últimas décadas con películas como Cinema Paradiso, Los coristas y Pacto de lobos.   
Este es su tercer documental que ha tenido una mayor difusión, pero también unas cualidades técnicas únicas porque han utilizado lentes con los que han podido seguir diminutos animales y también peligrosos depredadores, para que el mundo pueda sensibilizarse más acerca del ambiente que tiene compartido y que continúa hoy en día arruinando así ahora exista una mayor conciencia ecológica. Su discurso de preservación es inevitable, las escenas del mar envenenado son necesarias y el silencio por el exceso de animales cazados, avergüenzan y sonrojan a un espectador, que lamenta ver como tanta belleza puede ser arruinada.



García: Jardín infantil "Tacañitos"

(Escrito el 26 de agosto de 2010)



Cuando trabajaba en una empresa de producción audiovisual tuve un amigo que era reconocido por su tacañería.  Aunque ganaba un sueldo medio, vivía todavía con los papás. Nos decía a todos que pagaba los servicios en la casa pero pudimos comprobar que no era cierto. Solo pagaba la televisión por cable que veían en el único televisor que tenían sus padres y que él acaparaba por completo. Los papás tenían que ver obligatoriamente lo que él, el primogénito, veía cuando estaba en la casa.  Servía whisky con soda cuando cumplía años, pero no para atenuar el sabor sino para hacerlo rendir y que no se gastara tanto. Mucho hielo era parte de sus costumbres. 
Iba siempre a pie de la casa al trabajo para no pagar bus y no fallaba en tomar las tres comidas donde sus padres. Era difícil verlo comer algo fuera.  Pero en la misma oficina le apareció otro compañero, casado además, es decir doble tacaño, que le ganó en las minucias para el ahorro. Tenía un carro y en él traía a algunos vecinos que también trabajaban en el inmenso lugar. Claro que le cobraba a sus compañeros cada de viaje de ida y vuelta. Con el dinero reunido que pagaba el parqueadero mensual y la gasolina. Si no hiciera esto, no traería el carro al trabajo y se vendría a pie también, porque si se venía en bus las cuentas le salían más altas.   
Ir con todos los compañeros para almorzar  en la oficina era un espectáculo digno de ser referido y registrado. Se hacía solamente cuando alguno cumplía años. El primero de ellos era un profesional en administrar la propina. Por poner un ejemplo, cuando había más de 15 personas en la mesa, la prestación del servicio para el mesero era mucho más desgastante que para una mesa de 3 o 4 comensales.  Pero mi amigo decía que una propina de más de diez mil pesos era demasiado para dar. Así que la reducía a su mínima expresión de cinco mil pesos, ante la objeción de varios de nosotros. Por supuesto para llegar a esa mínima cifra no ponía ni uno solo billete de parte de él a pesar de la inconformidad expresada de los que rodeábamos la mesa.  
Pero el caso del otro compañero era aun más patético.  En esos almuerzos siempre pedía el plato de menor precio y solo tomaba la bebida con el plato, nunca antes, porque tendría que pagar dos de ellas.  Y mucho menos pedía un postre o algo que se le pareciera. Terminaba muy feliz comiéndose la menta que traían con la cuenta y aquellas mentas que dejábamos los que no queríamos, las tomaba para llevárselas a su hijo como regalo. Que buen padre.  Al momento de pagar, solo ponía lo que él había pedido, no daba un peso más. En su estructura de raciocinio no cabía la posibilidad de que se pagara entre todos por cuentas iguales.  Eso si, cuando era el día de su almuerzo de celebración, pedía el plato más caro posible para que entre todos pagáramos lo que él ordenó. Muy conveniente. Por esa razón, nunca más se le invitó a ningún almuerzo, ni cena, ni siquiera una empanada con Kola Hipinto.  No le importaba tampoco, al fin y al cabo, era dinero que se ahorraba.
Recuerdo que mi padre llamaba a sus amigos tacaños como “centaveros”.  Se lo decía a ellos de manera fuerte, para que les resonara un poco, pero sabía bien que los tacaños son a prueba de palabras. Les pueden decir lo que se quiera, pero ellos no aflojarán nunca un peso y sus bolsillos permanecerán como si estuvieran cosidos. Es el aporte al mundo de la moda en cuanto a pantalones se refiere que impusieron los tacaños.  

A mi amigo del trabajo y a su duro contrincante se les hizo su respectivo psiconálisis barato de oficina y fue definido que su amarradez no era algo reciente sino que provenía de la época cuando eran niños y desde ahí fue cuando se llegó a la conclusión que habían estudiado en el mismo jardín infantil, el denominado “Tacañitos”. Así que quien tenga un amigo en Santander con problemas para soltar dinero, hay que preguntarle por su origen preescolar y el mismo nombre volverá a sonar: “Tacañitos”.  Tengo otros amigos dispersos en varias ciudades quienes debido a sus proezas en el ahorro y a decir frases lapidarias como: “El hambre es mental”, pues hacen constantemente un top acerca de quien puede ser el más tacaño de todos. El podio siempre se encuentra muy disputado debido a que muchos de ellos tienen una larga carrera en la materia de no poner un peso. Lo bueno de ese top es que se revelan intimidades, mentiras y traiciones que develan los oscuros pensamientos que se crean para evitar gastar dinero. En mi opinión, el peor tacaño es el que induce a a los demás a la tacañería, haciendo llamados para despertar la conciencia del no gasto.  Para otro integrante, el peor tacaño es el que se auto flagela, no permitiéndose ni el menor gustillo en su vida. Esta introducción la hago para escribir acerca de la película colombiana García que trata con lupa este tema.

García tiene un inicio prometedor con la construcción de la cotidianidad de su personaje principal, García, el veterano vigilante de una empresa quien está cerca del retiro que tiene como obsesión y al mismo tiempo como debilidad, ahorrar cada peso que se gana de la manera más amarrada posible, que lo convierten en un meticuloso tacaño. Su visión de mundo es la correcta para sus intereses, pero es desagradable para su esposa, la persona más cercana a él, quien en el tiempo narrativo del primer acto de la obra, padece cada pequeño capricho de tacañería de su esposo después de muchos años de estar casados. El secuestro de su esposa y el posterior chantaje, dan el punto de giro que transforma la vida de este personaje que antes contaba los centavos y que a partir de este acontecimiento, empieza a contar los minutos.
García tiene una gran cantidad de elementos dignos de señalar positivamente. En primer lugar, sus actores se convierten en los personajes que interpretan alejando cualquier referencia de registros anteriores.  El mexicano Damián Alcázar quien interpreta a García el protagonista,  es una vez más un personaje colombiano con credibilidad por encima de su entonación mexicana después de haber interpretado a Eliseo (Campo Elías Delgado) en Satanás de Andy Baiz, con lo que demuestra que es uno de los mejores actores hispanoamericanos y posiblemente el de mayor perfil internacional aunque las mujeres sigan prefiriendo a Gael García Bernal. La contención del carácter de García y su sufrimiento silencioso logran conmover.  Margarita Rosa de Francisco, es Amalia la esposa de García, representa un papel distinto a los que ha hecho con anterioridad y su desprecio por la vida que comparte con García queda muy bien retratado, incluso solo con miradas y acciones sin necesidad de tantos diálogos. 

Se convierte en la antagonista, sin exageraciones, ni frases de cajón.  Fabio Restrepo es Gómez, el vigilante que acompaña a García en la búsqueda de su esposa, es quien lleva a cuestas las situaciones de comedia de la película, con el folklorismo que suele marcar a varios personajes colombianos en la gran mayoría de películas, pero que en esta en particular fue más que oportuno porque hacia el final de la obra cuando narrativamente se desgasta un poco, es quien logra hacer las escenas de comedia que adornan el relato.
La dirección de arte en general, el vestuario del bajo estrato social colombiano, los viejos vehículos en los que se movilizan (en especial el Renault 6 crema) y la selección de locaciones desgastadas por la lluvia, la humedad y la pobrezas, son otras fortalezas de García, porque introducen al espectador en uno de los tantos submundos de Bogotá y representan la dura realidad de la gran mayoría de sus habitantes, que con poco dinero sobreviven con dignidad, como es el caso de su protagonista.  La dirección de José Luis Rugeles es meticulosa y cuidada, sin el afán por ir más rápido que la propia cotidianidad del vigilante.  Permite que los personajes desarrollen su intimidad hasta el punto de revelar sus pensamientos con sus leves acciones.  Sin embargo a pesar de tantas fortalezas, en el tercer acto la obra se siente agitada, la narración desvaría entre la investigación del secuestro y las entradas a más escenarios del submundo de los personajes, los personajes brasileros pierden un tanto su credibilidad como hombres peligrosos, pero el humor de Gómez es lo que sostiene totalmente la conclusión de la obra. Hay que decir que el final es predecible desde el inicio del tercer acto y la llegada a este pierde su conexión con el inicio.  De todas maneras García deja una buena sensación al salir de la sala y recuerda el título de una película de una pareja de comediantes irregulares que eran Terence Hill y Bud Spencer llamada Quien encuentra un amigo encuentra un tesoro. También hay que decir que es una película que se disfruta más la segunda vez que se ve, que la primera. Se pueden apreciar todos los detalles del guión de Diego Vivanco y la dirección de arte de Diego López, un excelente acercamiento vintage a finales de los setenta y comienzos de los años ochenta.

lunes, 6 de diciembre de 2010

El origen: esto si es saber gastar millones de dólares

(Escrito el 10 de agosto de 2010)


Christopher Nolan se ha convertido en este momento en uno de los mejores directores que Hollywood tiene disponible.  Es un narrador de élite, que hace parte de un grupo especial que solo es convocado para proyectos arriesgados, llenos de tramas muy elaboradas y  escenas de acción novedosas, productos de una imaginación que asombra con cada obra que sale a la luz.  Es decir un grupo muy reducido.  Los arriesgados siempre han dado miedo cuando hay mucho dinero de por medio.  La clave de sus películas ha sido la constante exploración de la dualidad del comportamiento del hombre que es dominado por un pensamiento muchas veces incomprensible.   En  su última película El origen, hace la apuesta por la exploración del subconsciente en un escenario donde se van generando las ideas, pero también donde se guardan los temores que las bloquean y que en repetidas oportunidades las aniquilan.
En 1995, Katheryn Bigelow, la ganadora este año del premio Oscar a mejor directora por The hurt locker hizo una fascinante obra llamada Días extraños con guión de James Cameron (Avatar), que exploraba las emociones almacenadas en la mente humana, y que desviaba su propósito científico por fines de comercio ilegal de recuerdos.  Estos eran capturados con un dispositivo que se implantaba antes de la acción prometida y que luego, eran vendidos como una droga al mejor postor para que reviviera la escena. La película finalmente se convertía en un thriller de traiciones y engaños que perdía la fuerza de su premisa, sometida por la fuerza de las escenas de acción.   En el guión de El origen escrito por el propio Nolan hay un respeto por la idea central del guión que nunca es aplastada por la abrumadora acción que se desencadena, y que están ligadas hasta el final de la cinta.  Al terminar de verla, queda plantada la duda que dio pie a su principio de creación: ¿cómo penetrar en la cabeza humana para manipular la voluntad, sin que sea notada la presencia de la invasión?
Otro punto fuerte de la película son las prodigiosas secuencias de acción.  Empezando por la escena en que las calles se doblan como un cubo, luego con la pelea en el pasillo del hotel durante la pérdida de la gravedad, también el entrenamiento de la nueva arquitecta y el submundo donde  habita el recuerdo de la esposa muerta del protagonista. Estos son aportes que Nolan y su equipo creativo dejan con un sello particular.  Es una lección a Hollywood de cómo gastarse bien millones de dólares en una propuesta creativa, en vez de continuar con las anodinas y predecibles escenas que son salvadas en posproducción. 
Leonardo DiCaprio prolonga su evolución como actor principal.  Sus papeles de personajes inestables y paranoicos le siguen sentando bien, porque tiene la sabiduría de escoger guiones y directores con creatividad y reinvención.   Como protagonista de El origen lleva sobre sus hombros la carga de esta historia aparentemente confusa, interpretando el personaje de Cobb, el líder de este grupo especialista en la infiltración de sueños. Los papeles del ascendente Joseph Gordon – Levitt, la prometedora Ellen Page y el confiable Ken Watanabe complementan un reparto, que a pesar de la velocidad narrativa del montaje logran dar carácter a sus personajes.  Los misteriosos papeles de Cillian Murphy como Robert Fischer, el epicentro de la operación y de Marion Cotillard como Mal, la esposa muerta de Doom, complementan un reparto de lujo, en esta intensa obra.
Con su última película Christopher Nolan llega a niveles más altos de creatividad, después de haber dado dos alabadas entregas de Batman y de continuar adentrándose en el universo del paradójico pensamiento humano que ha sido una constante en su obra. Lo exploró en la mente criminal de Memento, en la culpabilidad de Insomnia, en el engaño de The prestige, en la fachada de Batman y ahora con el aprisionamiento de un recuerdo en El origen.  Una película que por su compleja construcción y desarrollo, vale la pena volver a ver. En Hollywood siguen alabando los universos de Tim Burton, que me ponen a dormir. Yo prefiero el universo de Christopher Nolan que me pone a soñar.

Becas Audiovisuales del Bicentenario en Santander

(Escrito el 28 de julio de 2010)


Durante la segunda y tercera semana del mes de julio fueron presentados en diversos escenarios del departamento, los tres proyectos audiovisuales ganadores de las becas del bicentenario, dos en la modalidad de documental y uno en la modalidad de cortometraje. Esta convocatoria de la Gobernación de Santander, entró en concurso durante los meses de diciembre de 2009 y enero de 2010.  El pasado 14 de julio en las instalaciones de La Casa del Libro Total, fue hecho uno de los lanzamientos oficiales.   Los dos proyectos en la modalidad documental fueron Bucaramanga a milímetros de Frank Rodríguez y Los días del fracaso de Iván Gaona, y en la modalidad de argumental fue exhibido el cortometraje La estatua del parque de Leo Carreño. 
Bucaramanga a milímetros contaba la historia de Augusto Peter Schroeder, un empírico realizador cinematográfico quien con su cámara de 16 milímetros hizo en los años sesentas y setentas una serie de documentales, cortometrajes y comerciales, que lo convirtieron en el creador de la más grande memoria fílmica de Bucaramanga. Sus películas estuvieron guardadas por mucho tiempo, y Rodríguez logró que Schroeder desempolvara  sus imágenes y se las brindará de nuevo a la ciudad.  El relato entra a la casa de del realizador, para contar su vida y anécdotas junto a la pequeña cámara de cine que tenía y que llegó a sus manos por vínculos familiares, debido a que él es descendiente de Carlos Schroeder, el ingeniero que pudo desarrollar en 1937 de manera solitaria, el audio para la cámara de cine en Colombia.   Augusto Schroeder se desenvuelve como un hombre carismático, intuitivo y persistente en su pasión por contar historias. En el relato de Rodríguez, se logra un honesto acercamiento a la intimidad del personaje, quien le ofrece a la ciudad un maravilloso regalo: su pasado visible.  El público reaccionó con asombro, ante la revelación de las imágenes de Bucaramanga y el propósito de recuperar el romanticismo por el pasado fue obtenido. Los aplausos fueron la muestra de ello. Después de la presentación,  el propio Augusto Schroeder salió al final de la función y con generosidad y humildad, presentó de manera completa su documental de ocho minutos Nuestras gentes del cual habían sido vistas algunas imágenes en el documental de Rodríguez. Fue un homenaje merecido para este hombre que preservó el patrimonio audiovisual de la ciudad.
El documental Los días del fracaso  de Iván Gaona, presentó la vida de Francisco Duarte, un hombre que se ha convertido en un personaje reconocido de la vida social del municipio de Güepsa.  La cinta, cuenta la historia de un rebelde entrado en años, que perdió la vista en un accidente de minería esmeraldífera, pero que a pesar de este duro golpe, siguió desarrollando su habilidad más grande: el convencimiento con la palabra.  Duarte, con sus gafas negras, su pelo largo y su frondosa barba canosa, es un incansable apostador que se roba toda la atención ante la cámara.  Su afición por la búsqueda de guacas, se fortalece con un grupo de soñadores y caza fortunas, que se le unen para armar una expedición acompañada por algunos componentes místicos. El relato inicia con mucha fuerza, sosteniéndose en la comicidad del personaje y en las anécdotas contadas por quienes lo rodean, pero en cuestión de ritmo, esta intensidad se diluye en la mitad del documental con algunas escenas, en las que Francisco Duarte cuenta varias historias y las imágenes se quedan cortas en su narración. En el tercer acto, es donde retoma nuevamente el vigor del inicio del documental, y queda para el público el retrato entrañable de este personaje hablador y al mismo tiempo encantador.
La tercera obra, el cortometraje La estatua de sal de Leo Carreño, es una película de carretera mezclada con el rústico misterio de Umpalá,  un pueblo perdido en el cañón de Chicamocha de Santander. El relato posee una riqueza visual en las imágenes de Umpalá, en la presentación de los personajes del pueblo y en su montaje,  que construyen la frenética apuesta del encuentro de dos mundos, el de una pareja de jóvenes viajeros y unos habitantes que hacen un extraño ritual para huir del lugar que sienten como prisión.  El exceso en la voz en off, la gran cantidad de personajes y los actores que no logran concretar los caracteres, son los problemas que no permiten cohesionar por completo una obra agresiva en su construcción y con un despliegue de producción bastante ambicioso. De las tres obras fue la que menos conexión tuvo con el público presente y la que más expectativa tenía.
Con estas tres obras quedó finalizada la primera convocatoria de la Gobernación de Santander que deja una perspectiva favorable para la realización audiovisual en el departamento.  La promesa de continuidad también quedó pactada públicamente con el compromiso de los recursos y el concurso, para que en 2011 haya nuevos proyectos de creación artística. Ojalá sea cierto y que no sea una vez más la retórica de las promesas políticas.


Karate Kid 2010: señor Miyagi, revuélcate en la tumba

(Escrito el 13 de julio de 2010)




La película original de Karate Kid en 1984 cambió la vida de la gran mayoría de los involucrados en su creación. El actor Ralph Macchio quien interpretó a Daniel LaRusso se convirtió en uno de los actores juveniles más importantes de los años ochenta.  Noriyuki “Pat” Morita con su papel del señor Miyagi, se inmortalizó en el cine de Hollywood con este rol. 
La actriz Elisabeth Shue demostró que además de su belleza era una actriz con mucho potencial actoral, tanto así que ganó el premio Oscar en 1995. Su director John G. Advilsen después de tres grandes fracasos con La fórmula, Vecinos y Una noche en el cielo, levantó nuevamente su carrera y recuperó su fama.  Y el guionista Robert Kramer consolidó su carrera como escritor durante esa década.  Todo esto lo lograron porque El Karate kid se convirtió en un notable ícono de la cultura popular de mediados de los ochentas, con características innegables como un sólido guión, una acertada dirección y un grupo de buenos actores.  Contaba la historia de un joven que llegaba a California y debía aprender karate para enfrentar a un grupo de jóvenes violentos que practicaban esta disciplina, mientras se debatía también por el amor de una chica.  En la segunda parte en 1986,  continúo el mismo equipo, menos Elisabeth Shue, y lograron un capítulo interesante con un viaje al Japón natal del señor Miyagi y de Daniel. Pero en la tercera parte sus cuatro grandes líderes, hicieron la peor de las sagas, sellando casi para siempre la saga en 1989.   Sin embargo esta mala experiencia dejó a Morita y a Kamen todavía con el anhelo de repetir algo de su gloria, y en 1994 hicieron el cuarto capítulo de la serie cinematográfica, el cual también fue un gran fracaso y que dejó como única sobreviviente a Hillary Swank una naciente actriz quien 10 años después ganó el premio Oscar por su capacidad física pero también por su inolvidable interpretación en Million Dollar Baby. Con estos antecedentes, fue clara la evidencia que esta leyenda de los ochentas era mejor dejarla intacta con sus dos primeras partes y olvidar las dos últimas. Pero pudo más la megalomanía del famoso matrimonio de Will Smith y Jada Pinkett para utilizar como un refrito más la popularidad de la película original, para lanzar al estrellato a su hijo Jaden Smith.
La película es insoportable de comienzo a fin. Primero, por todos los clichés forzados que utiliza en sus personajes, con Dre Parker el niño protagonista exageradamente desadaptado, con Sherry la madre histérica y gritona, con Cheng el niño antagonista que es malo porque sí y por último, con el maestro olvidado. Precisamente, da tristeza el lamentable papel de Jackie Chan como un conserje silencioso, su actuación está más cerca de la lástima que de la humildad, que era la pretensión que tenían con su personaje.  En segundo lugar, la película copia descaradamente en la gran mayoría de construcciones dramáticas y detalles de la original.  Hasta la patada de la grulla que hizo tan famoso el final de la primera, esta vez la cambiaron por la patada de la cobra, pero asemejándose más a la patada de un videojuego que es exagerada y poco creíble.  También es demasiado frívolo el acercamiento con la cultura china que se asemeja a un flojo video aficionado. Había más intención en la mediocre dirección del holandés Harald Zwart en exaltar la figura de Jaden Smith, que en hacer un acercamiento a los elementos característicos de la milenaria cultura china. La gran mayoría de tomas de contexto son paneos rápidos, zooms abruptos, tomas cortadas en la edición, que más se asemejan a un videoclip de turismo que a una película de encuentro entre dos culturas. Su propuesta rítmica de montaje es ordinaria y la espectacularidad que quieren darle en la secuencia final del enfrentamiento, produce el efecto contrario que es el de la risa no esperada.
El karate kid versión 2010 es una muestra notable de la mediocridad del cine de temporada,  de irrespeto a obras que calaron en la cultura popular, con la que se pierde ese encuentro interior del joven con el adulto que hacia Daniel Larusso en su viaje iniciático en las artes marciales, y que en esta versión con Dre Parker tratan de convertir a un niño en un hombre de espectáculo.  Tanta ramplonería incluso hace perder buenos momentos que tiene la película como la historia de amor que cuentan las marionetas chinas y el secreto oculto que tenía Mr. Han (Jackie Chan) que son arruinados en su conclusión, el primero con un beso público en un telón grande y el segundo con una cascada de lágrimas de Jackie Chan.
Incluso la música que acompaña la obra suena forzada con la versión que hace Red Hot Chili Peppers de Higher ground, el clásico de Stevie Wonder, el ininteligible fragmento de Back in black de AC/DC y la versión remix de Dirty Harry de Gorillaz. El niño Jaden Smith tiene madera de actor, ya lo demostró junto a su padre en En busca de la felicidad,  pero con tantas monerías que lo obligan a hacer, no se gana al público, más bien causa rechazo. También hay encanto en la actriz Menwen Han quien interpretó a Mei Ying, la niña de la que se enamora el personaje Dre Parker. Es lo poco que se salva de este naufragio de película en sus decepcionantes dos horas y diez minutos. El auténtico señor Miyagi, puede estar revolcándose en su tumba después de esta reciente afrenta.

Toy story 3: una película para los niños, otra para los adultos.

(Escrito el 29 de junio de 2010)



Las trilogías en el cine obedecen en la gran mayoría de oportunidades a dos intenciones para llevar a cabo su continuación: contar una extensa historia que no podía hacerse en una sola obra o contar las nuevas aventuras de unos personajes que causaron simpatía para el público en capítulos anteriores.  La primera posibilidad da pie para la exploración de personajes con sus cosmovisiones, ideales, contradicciones y pasiones.  En la segunda posibilidad, los personajes enfrentan nuevos retos que alteran su seriedad inicial y convierte en relativos, varios de sus puntos de vista debido a los retos de las nuevas condiciones.  La primera opción tiene la tendencia a responder a motivaciones más nobles, a universos más enriquecidos, a dilemas del alma que dificultan la toma de decisiones ante la inminente finalización de un ciclo. La segunda responde más a intereses avarientos de explotar una fórmula conseguida para atraer al público con mayor rapidez a las salas de cine.
En la primera categoría hay películas inolvidables como El señor de los anillos,  Los episodios 4, 5 y 6 de La guerra de las galaxias, la trilogía Qatsi de Godfrey Reggio y un poco más abajo la trilogía de Volver al futuro. En la segunda categoría están películas taquilleras como Piratas del caribe, Matrix, Spiderman, Jurassic park, Ocean´s eleven, El silencio de los inocentes e incluso las películas españolas de Torrente. En medio de estas dos categorías, aparecen trilogías que tienen de sobra la tercera parte, porque sus dos primeras dejaron una preciada huella que su tercer capítulo desvirtua un poco la saga, tal y como sucedió con El padrino, Terminator, Alien, Shrek y la trilogía Jason Bourne entre otras.  
Con la llegada de Toy Story 3 parecía que este peligro podía sobrevenir, pero la compañía Pixar volvió a darle al público una obra conmovedora que en su trasfondo, le da un golpe inesperado a la coraza que impide recordar la niñez de un sector de los espectadores.
Toy story 3 tiene definido dos públicos, los niños que van a divertirse con los incidentes del gracioso y heterogéneo grupo de juguetes de Andy y el otro grupo, el de los adultos que recibieron una inesperada regresión.  Para los niños la película es una montaña rusa colmada de escenas de valentía, temor, separaciones y reconciliaciones, con momentos de acción magnificados en mundos diminutos.  Para los adultos, es un viaje a la niñez, para recuperar una generosa porción de la inocencia, creatividad y en especial, la ilusión de la temprana edad.  Narrativamente está tan bien contada, que los adultos pueden desbloquear los muros que los separaban de su niñez para pasar a recordar aquellos viejos juguetes que los marcaron durante la infancia y que tuvieron un vínculo cercano alimentado de mucha fantasía. Salen a flote con facilidad los lamentos por la pérdida de los viejos juguetes pero sobre todo, por el olvido al que se les condenó.
Los conflictos están bien presentados y desarrollados, los personajes exhiben más características de su amplia personalidad, la animación continúa en el alto nivel que ha caracterizado a Pixar, las secuencias de acción son novedosas y el humor es constante con personajes como Rex, el histérico dinosaurio, el señor y la señora Batata, y el marranito Hamn.   Pero un caso especial es la inclusión del mundo artificial, pomposo y frívolo de la Barbie y Ken, que en la película es replanteado con personalidad.
Esta tercera entrega hace en varios secuencias, homenajes a géneros cinematográficos como el western, a subgéneros como el cine de catástrofe, al cine disco de los setentas, al cine de latitudes musicales como el del flamenco y a la ciencia ficción de clase B. Estas reminiscencias ya las habíamos visto en varias películas de Pixar y otras compañías, pero en este colofón de los más famosos juguetes animados, si hay un homenaje gracioso y al mismo tiempo formal, con el nuevo personaje de Mr. Pricklepants y su representación de teatro de cámara de Hamlet, el personaje más reconocido de Shakespeare que ha sido llevado numerosas veces a la pantalla grande y que evoca a la inolvidable marca dejada por el actor inglés Sir Laurence Olivier en el lejano pasado cinematográfico.  También es admirable el espacio dado a juguetes aun más viejos como lo son Lotso, Bebote y el teléfono con ruedas. En este punto,  el viaje al pasado le da la entrada a un grupo de adultos mayores que tuvieron varias décadas atrás a este tipo de juguetes creados en la primera mitad del siglo XX.
Contrario a la letra de la canción de Joaquín Sabina, Eclipse de mar, que dice: “Hoy ha dicho el periódico que han hallado muerto al niño que yo fui”,  la cinta Toy story 3 resucita a ese niño que muchos adultos creían que había muerto de ellos.

El secreto de sus ojos: muchas gracias Campanella

(Escrito el 16 de junio de 2010)



El secreto de sus ojos es sin lugar a dudas la mejor película estrenada este año. No sólo para un circuito tan pequeño como el de Bucaramanga, ni tampoco para el de Colombia. Va mucho más lejos. Cuando se presentó en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, fue la mejor película exhibida por encima de las latinoamericanas, de las españolas, de las europeas y en general, por encima de toda la muestra internacional.
Hacia mucho tiempo una película  con una historia de amor de por medio no conmovía tanto a los espectadores. Aunque no es costumbre como si lo era en el pasado aplaudir al final de la función, esta obra merece que en cada visionado el espectador se levante de su butaca para darle una venia. Merece todos los aplausos de público especializado, cautivo, masivo y también del descreído. En los premios Oscar y en los Goya, acertaron al elegirla como la mejor película extranjera y latinoamericana respectivamente.
El secreto de sus ojos deja tan buen sabor al final, que es una de las pocas películas que  inmediatamente al terminar de verla, provoca la sensación de querer repetirla. Desde lo grande a lo pequeño esta película es inmensa y al mismo tiempo íntima.  Tiene una consistente estructura investigativa que empieza con la trágica historia de un crimen cometido contra Liliana Colotto una bella y joven mujer  en el año de 1974 y por el cual la valentía de dos idealistas investigadores de la rama judicial, se enfrentará contra el corrupto sistema penal de la ciudad de Buenos Aires.  Paralelamente mientras avanza el seguimiento de las pistas, se desarrollan dos historias de amor, una de ellas dolorosa con un personaje destruido y la otra de ellas, la platónica , con un personaje soñador. Ante el poder ejecutado del sistema, el encuentro de estos dos amores son los que redimirán la historia de Ricardo Morales el esposo de la mujer violada y asesinada y Benjamín Espósito el insistente investigador judicial enamorado de su jefe Irene Menéndez – Hastings.
Los pequeños detalles del arte de los años setenta de las locaciones, los diálogos calmados y profundos, el humor que a pesar del drama llega en el momento justo y el maquillaje de todos sus protagonistas, la convierten también en toda una experiencia de deleite visual. Pero también esta su emotiva música en los encuentros claves de los personajes que tardan 25 años en resolver sus deudas que más allá de si mismos, son deudas que tienen con los seres que aman y que amaron.
Esta magnífica película esta basada en la novela La pregunta de sus ojos del escritor Eduardo Sacheri, quien también escribió el guión con el director Juan José Campanella, tal y como lo hicieron al inicio de los años setenta Mario Puzo y Francis Ford Coppola con El padrino y se puede notar sin leer la novela, que reconstruyeron una estructura sólida, que permite disfrutar de los personajes, otro de sus puntos fuertes. Los diálogos permiten entrar en las profundidades de sus pensamientos y sus sentimientos. Y para lograr esto, las actuaciones han estado gigantes, y sin exageraciones. Ricardo Darín de quien dicen muchas veces que se interpreta a si mismo en todas las películas, representa con tanta humanidad a un obsesivo Espósito, que lleva sobre su piel todo el peso narrativo y lo hace con tanta fortaleza y delicadeza que se roba los aplausos. Soledad Villamil es la mujer de las miradas, esa mirada que va madurando, desde el entusiasmo, al miedo, pasando por la fe, el olvido y terminando en la esperanza. Esta película la hará inolvidable a ella. Guillermo Francella es quien tiene la reivindicación más grande en la obra. Actor de televisión, de comedias familiares, hace el papel de Pablo Sandoval, el alcohólico investigador quien con sus bromas, le da más verosimilitud a la historia. Además es quien tiene las mejores líneas de la película, en su diálogo acerca de la pasión. Por último, están Pablo Rago y Javier Godino, el primero haciendo el personaje más contenido y sorpresivo de la obra, el segundo, la encarnación del antagonismo sin sobreactuaciones ni gritos, ni tampoco discursos ridículos. Silencioso y mortal.

Esta es una película para apasionados, pero no para aquellos que tienen pasiones cortas que se incineran y se hacen cenizas rápidamente. Es para los apasionados que viven con la pasión diariamente y que les da su razón para vivir a largo plazo, así la muerte les arrebate gran parte de sus sentimientos. 
¿Quien no quisiera tener una gran historia de amor como esta? Si desde Colombia le hemos dado al mundo de la literatura una historia de amor tan hermosa y bella como El amor en los tiempos del cólera, Argentina le ha dado ahora al mundo del cine una historia de fe, que vence el tiempo y la distancia.  Con esta obra Campanella nos hace tener fe en el cine, una fe apasionada. Muchas gracias a Campanella y a su equipo por darnos esta obra maestra.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Celda 211: quien entre a esta celda, no saldrá con vida

(Escrito el 2 de junio de 2010)



La primera noticia conocida de Celda 211 fue su victoria en los premios Goya de España sobre Ágora la monumental película de Alejandro Amenabar que aparecía como la más favorita en las candidaturas. En su paso después por el festival de cine de Cartagena se llevó numerosos aplausos, y ahora por fin llega a la cartelera local, este sorprendente thriller, que cuenta una inquietante historia entre los muros de una cárcel española.

El cine norteamericano se ha especializado en este tipo de relatos con anterioridad empezando en los años treinta con Código criminal de Howard Hawks, a finales de los cuarenta con Fuerza Bruta de Jules Dassin y en las últimas décadas con películas memorables que incluyeron magníficas actuaciones, como lo fueron Cool Hand Luke de 1967 con uno de los mejores papeles de Paul Newman, Brubaker de 1980, con un soberbio Robert Redford y The Shawnshank Redemption con un inolvidable Tim Robbins en 1994.  Celda 211 penetra en este difícil mundo y lo hace de manera impactante.  No busca hacer cátedra de injusticias, ni resolver una realidad latente, lo que plantea es una gran batalla entre un grupo de presos maltratados y un ambiguo regímen carcelario, con un guardia infiltrado por accidente en el medio de su curso.

Juan, interpretado por el argentino Alberto Ammann hace una visita de reconocimiento como nuevo vigilante en traje de civil un día antes de su incorporación, y durante su paseo estalla el motín del pabellón más peligroso de la cárcel quedando este atrapado en la maldita celda 211. Para evitar una tortura segura por parte de los líderes de la revuelta Juan se hace pasar por un preso recién llegado y de ahí en adelante inicia un fuerte enfrentamiento a sangre y golpes contra el grupo de guardias que luego se fortalece con escuadrones antimotines y mediadores del gobierno. La elección de un actor nuevo como Ammann es un acierto en el casting ya que por su nuevo registro, logra encarnar a este hombre clave en el relato, que tiene la doble misión de ganarse astutamente la confianza de los reos y también informar a los oficiales los siguientes movimientos de los líderes.

El guión escrito por el propio director Daniel Monzón y por Jorge Guerricaechavarría, basado en la novela del periodista Francisco Pérez Gandul, está estructurado como una trepidante cadena de sucesos que cada vez empeoran la situación hasta convertirla en una trama incontenible para las partes enfrentadas. La restriccion en el uso de la tecnología para el fluido de la información tanto dentro como fuera de la prisión es otro ingrediente que le da mayor veracidad al relato  y evita el exagerado uso que muchas veces hace de este el cine norteamericano para resolver los conflictos. 
El desarrollo de las motivaciones, primero diversas y luego encontradas de los dos personajes principales, junto a la competida relación de poder entre ellos dos, logran una constante tensión en los diversos frentes de batalla que consigue mantenerse, incluso con las distensiones que provoca el humor negro del personaje de Malamadre, el mejor construido de la obra, como líder carismático y al mismo tiempo peligroso, que interpreta magistralmente Luis Tosar, en una actuación que ya obtuvo varios premios en España.  El contrapunteo entre el líder Malamadre y el infiltrado Juan, es la relación de mayor tracción en el metraje, llevando la película a un final muy emotivo y también consecuente con su construcción. La puesta en acción con los figurantes carcelarios, - algunos actores otros reales -, también consigue fortalecer el temible ambiente de encierro de este lugar.

Para los colombianos hay un elemento de vinculación con esta obra y es la aparición de Apache  un personaje fundamental quien se convierte en la ficha clave del juego de ajedrez que hacen internos y guardias. Este personaje es de origen colombiano y tiene también un buen puesto en el círculo de poder en la cárcel.  Sus palabras están bien investigadas y también sus expresiones, lo que falla un poco es el acento, pero en términos generales es una interpretación correcta la que hace el español Carlos Bardem, hermano del reconocido Javier Bardem. No hay que tomarlo como un discurso político ni mucho menos, más bien como otro poder interno, que desafortunadamente es real por un buen número de colombianos encarcelados en España. Lo mismo sucede con los tres revolucionarios del movimiento separatista ETA, quienes son parte significativa en la negociación, lo cual es algo sensible en el pasado histórico de España y que conviene tomarse más como un elemento narrativo.  

Celda 211 es un thriller español muy recomendado para ver en medio de la tediosa cartelera local.

La isla siniestra: Scorsese, el mejor director de los años setenta que salvaron a Hollywood

(Escrito el 19 de mayo de 2010)


Desde que ganó el premio Oscar a mejor película y a mejor director en 2006 por Los Infiltrados, el norteamericano Martin Scorsese esperó cuatro años para realizar su siguiente proyecto de largometraje, Shutter island (La isla siniestra).   Pero eso no significó que estuviera quieto y tranquilo.  En ese periodo dirigió lo que muchos soñaron con hacer pero no pudieron, como lo fue un documental acerca de los Rolling Stones, llamado Shine a light, en el que convivió con ellos durante dos conciertos realizados en Nueva York en 2006, y asimismo dirigió el piloto de la nueva serie de televisión de HBO de doce episodios Boardwalk empire, sobre los gángsters y la prohibición de licor en el desarrollo una ciudad pecaminosa como Atlantic City.  

A sus setenta y siete años es uno de los directores más productivos, pero al mismo el más profundo de la generación de los años setentas que salvó a Hollywood en la que estuvieron Spielberg, Lucas, Coppola y DePalma.  De este notable grupo hoy por hoy, Scorsese es quien ha hecho más obras artísticas y explorativas en las últimas décadas en el cine de Hollywood, alejándose del interés comercial de estos y ha demostrado con sus recientes trabajos que cuando Spielberg, Lucas y Coppola le dieron el Oscar en 2006 por Infiltrados, le estaban dando el mensaje: “Marty, ahora eres el mejor de todos nosotros”.  Sus documentales de la vida de Bob Dylan, de la influencia del cine italiano y norteamericano en su obra y de la despedida de la banda de Bob Dylan, lo ubican como un hombre receptivo y humilde al aporte de otros grandes artistas.
 La isla siniestra no es su mejor obra, pero sin lugar a dudas estamos  al frente de una película concebida con un gran conocimiento del desarrollo de la historia del cine y usa muchas de las técnicas de la puesta en escena para hacer un relato paranoico y febril.  Iluminación expresionista en la desorientación del personaje de Teddy Daniels en el pabellón prohibido, surrealismo en los recurrentes sueños con su esposa, exploración en el thriller de Hitchcock con sus vericuetos mentales y también un aporte al mundo gótico con el recorrido a la fortaleza que es el sanatorio mental de la isla.  También hay algo maravilloso en esta obra y es la muestra conciente de las costuras de la producción y el montaje, casi como errores obvios que narran la versión que Daniels está construyendo en su cabeza. Son muestra de ello los saltos en raccord de las acciones en movimiento, la desaparición repentina de los personajes secundarios y también el rastro del uso del chroma key en estudio para las escenas de el arrivo del barco a la isla, y la llegada del precipicio que revelan el mundo onírico en que se está metiendo Daniels.  Además su maestría se despliega igualmente en la dirección de las escenas de la segunda guerra mundial, sin haber hecho ninguna anterior en el género bélico, en especial en dos momentos para la memoria: el plano secuencia de ejecución de los soldados alemanes y el descubrimiento de los cadáveres congelados de los judíos en los campos de concentración nazis.
Para hacer esta última película volvió a encerrarse en la sala de montaje durante nueve meses como el director neurótico que siempre ha sido y después de filmar varias posibilidades en producción, tomó las grandes decisiones en la edición.
Scorsese vuelve a trabajar con Leonardo DiCaprio en su cuarta película y en esta en especial, el actor despliega su momento de mayor madurez, ya que fue designado como el heredero de la corona que ostentó por mucho tiempo Robert DeNiro, el antiguo actor fetiche de Scorsese, quien se caracterizó por sus representaciones de personajes obsesivos, enloquecidos, y traumatizados en un espacio de tres décadas en grandes obras como Taxi Driver, Toro salvaje, El rey de la comedia, Cabo de miedo, Buenos muchachos y Casino.  Esta vez DiCaprio avanza en su carrera con mucha más experiencia superando su bajón con El aviador y dejando claro que la llave con Scorsese funciona y seguirá funcionando.

The hurt locker: discursos escondidos en las bombas

(Escrito el 5 de mayo de 2010)



La propuesta de The Hurt Locker sugiere dos puntos de vista muy claros que hay que separar muy bien. El primero de ellos con la entrega por parte de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood como la mejor película de 2010, es decir un asunto de fama y reconocimiento. El otro, es el correspondiente a su valía como película individual dentro de los límites del género bélico. Empecemos con el segundo.
La película maneja con lupa la tensión que se vive en el complejo microcosmos de un grupo élite del ejército norteamericano que se dedica a desarmar las bombas que dejan los iraquíes en Bagdad contra los soldados extranjeros que están allí desde hace unos años. En cuanto a la dirección de Kathryn Bigelow, esta es absolutamente magistral. La escena inicial es inolvidable porque contiene  una serie de elementos que logran una gran tensión como la cámara subjetiva en el traje, la comunicación entre el equipo, la distensión del tiempo durante el estallido y el detalle de la explosión interna dentro del casco de protección del sargento Thompson en un plano general, cuando todo se destruye a su alrededor lentamente.  Todas las secuencias de acción transmiten la angustia del posible estallido e inlcuso hacen un gran homenaje al western en la escena en que aparece el actor Ralph Fiennes en el desierto cuando se desata un combate entre francotiradores. Las actuaciones de Jeremy Renner y Anthony Mackie contienen carácter, y en la investigación del guión por parte de Mark Roat estuvo su acierto al enfocar la historia únicamente en el escuadrón antibombas y las batallas que libran.
En el otro punto de vista como ganadora de seis premios oscar, la expectativa que había creado era muy alta, al vencer finalemente a películas como Avatar o Distrito 9, pero desafortunadamente no las satisface. Para que quede en los anales de la historia como una de las grandes películas bélicas de todos los tiempos, dista de serlo. Hay que decirlo, es una buena película pero obras muy superiores en este género como Apocalipsis ahora de Coppola, Nacido para matar de Kubrick, Salvando al soldado Ryan de Spielberg y La delgada línea roja de Malick, son muy superiores a The Hurt Locker y sin embargo, en su momento no ganaron premios como mejor película. Lo mismo va para el guión de Mark Roat, es un buen guión pero no es inolvidable. Son muy buenos en el diseño de las escenas pero sus diálogos son muchas veces clichés extraidos de las películas heroícas y belicistas que se acostumbran a hacer en Hollywood.
En la elección como mejor película se puede leer entre líneas un discurso político manifiesto de apoyo a la invasión de Irak por parte de la Academia que va por supuesto en contravía con el discurso de respeto y tolerancia por los otros y la naturaleza como claramente lo tenían Avatar y Distrito 9. En The Hurt Locker la apuesta está hecha para mostrar el sufrimiento de los invasores quitándoles el casco de soldados y mostrándolos como humanos. Difícilmente se podrá ver en este momento y en varios años, una pelicula iraquí contando su versión de la invasión norteamericana. Mucho se ha dicho acerca del discurso político neutro de la película de Kathryn Bigelow, tratando de disculparla, pero es claro que es una película que apoya la invasión, en especial con su escena final cuando el sargento Renner vuelve al combate, mostrando en la última toma, el heroismo de este hombre que se resiste a la vida cotidiana y que entra muy armado a todos los combates que sus superiores lo llamen.  Otra escena en que puede verse esto es aquella en que Renner juega fútbol con el niño iraquí que vende películas piratas.

Es muy forzado ese intento de empatía, así como el interés del sargento Renner por saber de la vida de este niño. Es de un sentimentalismo bastante  mentiroso, que al menos se vuelve más honesto cuando el niño aparece nuevamente después que se le creía muerto, y en el encuentro, Renner lo rechaza. Ahí es cuando el público casi dice: “Oh, niño tonto, nuestro héroe casi arriesga su vida por usted porque se había desaparecido, que desagradecido.”

También es claro su discurso bélico con la escena en que los tres integrantes del escuadrón beben, hablan y luchan entre ellos.  Ahí es clara la estupidez del agresor y como están entrenado para matar sin ideales, solo donde se le ordene. En definitiva The hurt locker es una película sobrevalorada para llegar a ser considerada como trascendente. Tiene una excelente realización, pero es una película limitada.