lunes, 6 de diciembre de 2010

El origen: esto si es saber gastar millones de dólares

(Escrito el 10 de agosto de 2010)


Christopher Nolan se ha convertido en este momento en uno de los mejores directores que Hollywood tiene disponible.  Es un narrador de élite, que hace parte de un grupo especial que solo es convocado para proyectos arriesgados, llenos de tramas muy elaboradas y  escenas de acción novedosas, productos de una imaginación que asombra con cada obra que sale a la luz.  Es decir un grupo muy reducido.  Los arriesgados siempre han dado miedo cuando hay mucho dinero de por medio.  La clave de sus películas ha sido la constante exploración de la dualidad del comportamiento del hombre que es dominado por un pensamiento muchas veces incomprensible.   En  su última película El origen, hace la apuesta por la exploración del subconsciente en un escenario donde se van generando las ideas, pero también donde se guardan los temores que las bloquean y que en repetidas oportunidades las aniquilan.
En 1995, Katheryn Bigelow, la ganadora este año del premio Oscar a mejor directora por The hurt locker hizo una fascinante obra llamada Días extraños con guión de James Cameron (Avatar), que exploraba las emociones almacenadas en la mente humana, y que desviaba su propósito científico por fines de comercio ilegal de recuerdos.  Estos eran capturados con un dispositivo que se implantaba antes de la acción prometida y que luego, eran vendidos como una droga al mejor postor para que reviviera la escena. La película finalmente se convertía en un thriller de traiciones y engaños que perdía la fuerza de su premisa, sometida por la fuerza de las escenas de acción.   En el guión de El origen escrito por el propio Nolan hay un respeto por la idea central del guión que nunca es aplastada por la abrumadora acción que se desencadena, y que están ligadas hasta el final de la cinta.  Al terminar de verla, queda plantada la duda que dio pie a su principio de creación: ¿cómo penetrar en la cabeza humana para manipular la voluntad, sin que sea notada la presencia de la invasión?
Otro punto fuerte de la película son las prodigiosas secuencias de acción.  Empezando por la escena en que las calles se doblan como un cubo, luego con la pelea en el pasillo del hotel durante la pérdida de la gravedad, también el entrenamiento de la nueva arquitecta y el submundo donde  habita el recuerdo de la esposa muerta del protagonista. Estos son aportes que Nolan y su equipo creativo dejan con un sello particular.  Es una lección a Hollywood de cómo gastarse bien millones de dólares en una propuesta creativa, en vez de continuar con las anodinas y predecibles escenas que son salvadas en posproducción. 
Leonardo DiCaprio prolonga su evolución como actor principal.  Sus papeles de personajes inestables y paranoicos le siguen sentando bien, porque tiene la sabiduría de escoger guiones y directores con creatividad y reinvención.   Como protagonista de El origen lleva sobre sus hombros la carga de esta historia aparentemente confusa, interpretando el personaje de Cobb, el líder de este grupo especialista en la infiltración de sueños. Los papeles del ascendente Joseph Gordon – Levitt, la prometedora Ellen Page y el confiable Ken Watanabe complementan un reparto, que a pesar de la velocidad narrativa del montaje logran dar carácter a sus personajes.  Los misteriosos papeles de Cillian Murphy como Robert Fischer, el epicentro de la operación y de Marion Cotillard como Mal, la esposa muerta de Doom, complementan un reparto de lujo, en esta intensa obra.
Con su última película Christopher Nolan llega a niveles más altos de creatividad, después de haber dado dos alabadas entregas de Batman y de continuar adentrándose en el universo del paradójico pensamiento humano que ha sido una constante en su obra. Lo exploró en la mente criminal de Memento, en la culpabilidad de Insomnia, en el engaño de The prestige, en la fachada de Batman y ahora con el aprisionamiento de un recuerdo en El origen.  Una película que por su compleja construcción y desarrollo, vale la pena volver a ver. En Hollywood siguen alabando los universos de Tim Burton, que me ponen a dormir. Yo prefiero el universo de Christopher Nolan que me pone a soñar.

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